Abandonarse en el abrazo tibio
de este reloj con tanto tiempo librey dejarse correr
resulta agotador.
¿Acaso una pared rota y enferma
no es mucho mejor
que una sin grietas sugeridas, blanca
a fuerza de apretar rabia en su frente?
- Y es que hoy he confundido mi camilla
con un cigarro que fumaba mi alma
lamiéndola entre dientes -.
Ahora escribo con miedo a un nuevo día
en el que deje de saber leerme:
con la boca endulzada
mas estéril mi mente.
Hoy pongo en la balanza mi cordura
contra mi espíritu que no se agita,
¡es tan fácil morir
cuando vivo enterrada!
Se intuye en mi mesita una pastilla
y un vaso lleno de agua.
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