9 jun 2015

Elegía a un vaso lleno.


Abandonarse en el abrazo tibio
de este reloj con tanto tiempo libre
y dejarse correr
resulta agotador.

¿Acaso una pared rota y enferma

no es mucho mejor
que una sin grietas sugeridas, blanca
a fuerza de apretar rabia en su frente?

- Y es que hoy he confundido mi camilla

con un cigarro que fumaba mi alma
lamiéndola entre dientes -.

Ahora escribo con miedo a un nuevo día

en el que deje de saber leerme:
con la boca endulzada
mas estéril mi mente.

Hoy pongo en la balanza mi cordura

contra mi espíritu que no se agita,
¡es tan fácil morir
cuando vivo enterrada!

Se intuye en mi mesita una pastilla

y un vaso lleno de agua.

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